La magia del Baztan

El valle del Baztan es uno de los lugares más bellos del mundo, paisajes de verdes infinitos llenos de historias de contrabandistas que cruzaban la frontera cargados de mercancías. Pero hoy se ha convertido en un rincón donde poder descansar rodeado de naturaleza, de paz y tranquilidad. Cualquier época del año es buena para visitar el valle pero la temporada ideal, según mi experiencia es la primavera.

Uno de los principales atractivos de la zona es el turismo rural y por su puesto su gastronomía, donde podemos encontrar una gran cantidad de deliciosos quesos y una gran variedad de dulces. Si nos gusta visitar cuevas estamos en el lugar perfecto para hacerlo ya que, dispones de historia de sobra para hacerlo.

Voy a proponeros un plan ideal para pasar unos días en el Baztan, desconectar de la rutina diaria y conocer parajes que pensábamos solo existían en las películas o en nuestra imaginación.

DIA 1:

Urdax o Urdazubi es uno de los pueblos más conocidos de la zona, se encuentra a escasos kilómetros de la frontera con Francia por lo que es un lugar muy frecuentado por los clientes del país vecino ya que, las compras a este lado de la frontera salen más rentables que en el lado francés. Concretamente el paso oficial fronterizo se encuentra en el barrio de Dantxarinea. La primera casa del barrio fue de un dantxari (bailarín) que fundó su propio barrio. Pero además del paso oficial entre España y Francia también había un paso fronterizo algo más clandestino, se trataba de una venta con dos accesos. Los contrabandistas entraban por la puerta de España, rodeaban el mostrador y salían por la puerta francesa para después adentrarse en un oscuro bosque que les llevaría hasta la próxima localidad: Ainhoa.

Esta localidad de 400 habitantes conforma junto con Zugarramurdi, Ainhoa y Sara el territorio de Xareta. El pueblo cuenta con una de las cuevas más famosas, las cuevas de Urdax también llamadas cuevas de Ikaburu que nos permiten retrotraernos 20.000 años cuando el hombre habitaba en estos montes. Las primeras menciones que encontramos de esta cueva datan de 1808 cuando se usaba de escondite por las personas que huían de las batallas de la guerra de la independencia. No fue convertida a atracción turística hasta el año 1965 y desde entonces estas grutas se han convertido en uno de los reclamos turísticos más importantes de la zona. Es importante ir pronto a visitarlas ya que, en caso de haber mucha gente hay que coger hora (generalmente para ese mismo día). Todo depende de sí somos de los que nos gusta madrugar en los viajes para no perdernos o de los que nos gusta ir a nuestro aire y sin prisas de ningún tipo.

Después de ver las cuevas podemos dirigirnos al pueblo, al que a su encanto se le suma su monasterio que fue levantado en el siglo XI por los agustinos. Es el monasterio de San Salvador de Urdax que a lo largo de la historia ha sufrido numerosos asaltos, saqueos, incendios y desamortizaciones. Pedro de Axular aprendió sus primeras letras entre los muros de este monasterio. Merece la pena visitar el claustro que desde el año 2009 es también un museo donde se puede disfrutar de obras de arte por un precio muy reducido.

Urdax cuenta con otra atracción turística importante, el molino que se abre al público para enseñar el funcionamiento del mismo y unas casonas espectaculares que eran propiedad de indianos que habían hecho fortuna en América.

Pero existe otro lugar muy característico del Baztan donde nos pueden enseñar el funcionamiento de otro antiguo molino y además degustar un talo realizado con la harina que se muele allí mismo, pero no solo de talo vive el hombre. Esta singular torta de maíz viene acompañada de chorizo, queso, y como no, un vaso de sidra.

Con la tripa llena y las fuerzas cargadas al máximo nos dirigimos a ver su monumento más emblemático: el monolito que se erigió en señal de recuerdo al castillo negro de Amaiur y del último intento de la dinastía navarra por recuperar sus tierras. El antiguo castillo fue asediado y totalmente destruido en el año 1522 por el ejército y la artillería del Duque de Nájera. Durante el asedio este castillo fue protegido hasta el final por 200 hombres entre los que se encontraban el padre y el hermano de San Francisco Javier.

Esta localidad es un ejemplo muy típico de lo que se llama pueblo calle. A la entrada del pueblo se encuentra el arco que hace las funciones de un portal de entrada que da paso a una calle de medio kilómetro que conforma el pueblo donde, la falta de uniformidad  de las casas y la piedra roja de la comarca no deja indiferente al viajero y le da un toque muy encantador. La puerta servía como peaje donde se cobraba un dinero por todas las mercancías que entraban o salían del pueblo. Este arco fue la puerta Norte del Valle del Baztan.

A poca distancia desde Amaiur tenemos un monte desde el cual podemos divisar unas magníficas vistas del Valle del Baztan y donde seguro, nos encontraremos con más de un pottoka, un caballo muy típico de la zona que en muchas ocasiones se utilizaba por los contrabandistas para llevar las mercancías. Este monte se llama Gorramendi, podemos subir un buen tramo en coche o todo si estamos en un plan muy vago. Para ser el primer día de visita por Navarra hemos visto bastantes cosas y por hoy ya es suficiente.

DIA 2:

Para este segundo día de vacaciones podemos dirigirnos a Elizondo, capital del valle del Baztan y disfrutar un poco más del ajetreo típico de la gente. Aquí podemos encontrar numerosas casas señoriales y palacios.

Es imprescindible pasar a conocer el museo etnográfico “Jorge Oteiza”, la casa en sí  es una obra de arte ya que, es un precioso edificio de finales del siglo XV y principios del XVI.  A través de este museo podemos adentrarnos en los usos y costumbres del Baztan de antaño ya que, hay cientos de enseres que nos muestran cómo era la vida hace unos años sin todas las comodidades de las que hoy gozamos.

Después de visitar el museo es muy recomendable salir a dar un paseo entre las calles del casco antiguo de Elizondo y disfrutar de la arquitectura de sus calles.

La visita a iglesia de Santiago Apóstol es de obligado cumplimiento si visitamos la capital baztanesa. Se trata de uno de los ejemplos más a tener en cuenta de la arquitectura baztanesa, es una construcción barroca de principios del siglo XX.

Después podemos visitar uno de los lugares con más historia de Navarra y del Valle del Baztan, Arizkun es un pequeño pueblo situado a escasos kilómetros de la capital. Este pueblo se compone de seis barrios, el más famoso de todos es el barrio de Bozate y es que le otorga al lugar muchos pasajes de su historia y gran parte de la misma la protagonizaron los agotes, unos personajes que en el siglo XIII llegarón al Baztán huyendo de la inquisición francesa que les perseguía por diferencias con su fe. Pero su calvario no terminó al llegar al Baztan sino que, tuvieron que soportar durante siglos graves acusaciones como que, sellaban pactos con el diablo o que por donde pisaban la hierba no volvía a crecer.

Pero no era bastante con las acusaciones que se vertían sobre ellos sino que, les obligaban a vivir apartados del resto del pueblo, tenían prohibido mezclarse con los lugareños, no les estaba permitido tener posesiones y se les reservaba los trabajos peor considerados. Incluso les estaba prohibido beber de las fuentes del pueblo. Para conocer más de cerca a estos personajes de la historia pueden visitar el museo Santotxena dirigido por un descendiente de agotes. El museo está repartido en estancias en las que antiguamente vivían estos personajes.

Hay una historia muy curiosa respecto al Baztan y los agotes. Hace 300 años Juan de Goienetxe (propietario de la casa Lamiarrita en Bozate) fundó un nuevo Baztan en Madrid. Llevó consigo a un grupo de agotes a unas tierras cercanas a Alcalá de Henares, levantaron un pueblo y un complejo para la fabricación de vidrio y cerámica y lo llamaron “Nuevo Baztan”.

Este pequeño pueblo no solo destaca por sus historias. También hay que hacer hincapié en su arquitectura y es que,  entre los edificios más importantes del pueblo se encuentran la iglesia de San Juan Bautista con, una torre campanario que no deja indiferente al visitante y el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles con una impresionante fachada barroca.

DIA 3:

Este tercer día vamos a cruzar la frontera, nos dirigimos a Baigorri. Una vez que bajamos el escabroso puerto de montaña que da entrada al pueblo las casas cambian y comenzamos a ver esos tejados negros que terminan en punta, tan característicos de esta zona. Este pueblo se compone de una calle por la que pasa una carretera y a lo largo de ella se extienden las casas durante kilómetro y medio. Una de las primeras cosas que encontramos al llegar son la plaza y el frontón que es uno de los más antiguos de Euskal Herria. En el pueblo también podemos visitar el puente romano y sin movernos de la misma calle encontramos el palacio Etxauz, construido en el siglo XI por el vizconde Bertrand de Etxauz que fue obispo de Baiona.

Cerca de Baigorri se encuentra Donibane Garazi, lugar de imprescindible visita. Mucho más grande que su vecina Baigorri, está repleta de gente paseando por sus calles. Calles llenas de comercios y restaurantes donde podemos parar a comer después de visitar la ciudadela. Las calles de Donibane-Garazi están orientadas hacia las murallas. En la parte alta hay un mirador desde el que las vistas son inmejorables, merece la pena la empinada cuesta solo por disfrutar del paisaje de Donibane, aunque para ser sincera he de decir que la subida también se puede hacer en coche pero, no es lo mismo. Desde el coche no se puede apreciar la belleza de las murallas y todos los rincones estratégicos para la batalla que esconden. Al llegar al mirador encontramos un campanario al que no se puede acceder pero nos conformamos con las impresionantes vistas. También podemos obtener unas bonitas imágenes para nuestras fotografías si contemplamos el rio Errobi desde el puente.

Una de las calles más conocidas de la localidad es la Calle España, la cual, está llena de tiendas donde nos podemos hacer con algún regalo o suvenir del viaje.

De vuelta tomamos un camino alternativo distinto al que hemos tomado para venir, y dando un pequeño rodeo podemos pasar por Orreaga o Roncesvalles.

Roncesvalles era un antiguo hospital de peregrinos y albergue para quienes habían ascendido por la dura cordillera hasta llegar allí.  Pero además la historia de este lugar ha sido testigo de las múltiples derrotas de los francos en estas tierras. Roncesvalles vio llorar a Carlomagno por la muerte del mejor caballero de Francia.

Una vez en Roncesvalles podemos visitar la Colegiata y así visitar el claustro donde se encuentra la tumba donde se guardan los restos del Rey Sancho el fuerte de Navarra. La escultura que tapa su tumba se colocó en el año 1912 y es un lugar de admiración para los visitantes y peregrinos que cada día la visitan. La escultura mide 2,20 metros y se trata de un retrato fiel (era realmente alto) del monarca que rompió las cadenas de Miramamolín en la batalla de las Navas de Tolosa. Las cadenas se encuentran junto a la tumba del Rey custodiadas por unas rejas.

Hay muchos sitios donde podemos dormir en Roncesvalles como, hoteles y albergues, pero no podemos irnos sin pasar por la tienda de la colegiata y comprar chocolate. Deliciosos chocolates elaborados allí, de todos los sabores posibles, con o sin frutos secos. Desde luego un placer para el paladar y para hacer la vuelta en coche un poco más amena. Un tercer día muy movidito por ello propongo para el cuarto día algo más de relax.

DÍA 4:

Para hoy he reservado algo más tranquilo, haremos un viaje en tren. Tomaremos el tren cremallera de Larrun, para este viaje es recomendable ser madrugador o tener un poco de paciencia ya que, las colas para acceder a este tren cremallera son un tanto largas. Pero merece la pena,  y mucho, durante el viaje el tren va a un ritmo muy pausado que nos permite disfrutar de las verdes laderas. A mitad del camino nos cruzamos con los viajeros que ya han terminado su visita y están de regreso y es casi como un ritual el del saludo. Mientras los dos trenes se cruzan nos saludamos con los vecinos como si fuésemos niños en una atracción de feria.

Una vez arriba las vistas nos dejan con la boca abierta durante un buen rato. Desde la cumbre podemos ver por un lado la costa francesa y la costa vasca. Todo el paisaje se muestra majestuoso ante nuestros pies. Y por el otro lado se nos presentan imponentes los Pirineos. Es mejor escoger un día soleado y despejado para poder disfrutar de las vistas, un día nublado nos fastidiaría la excursión por completo. Durante la subida y una vez arriba podemos ver los pottokas, unos caballitos típicos de esta zona.

Arriba existen lugares donde podemos comer un plato combinado o un bocata pero, suelen estar llenos de gente por lo que, es conveniente llevar en una mochila unos bocatas y comerlos tranquilamente sentados en la hierba.

Una vez de vuelta abajo podemos comprar productos típicos de la zona como quesos o el riquísimo pastel vasco. Productos artesanales que no estamos acostumbrados a degustar todos los días. Y después de tantos días de incesante turismo nos merecemos una tarde relax en alguna terraza de una cafetería para tomarnos un buen chocolate caliente.

DIA 5:

Para el quinto día de vacaciones tenemos planificado una ruta de cuevas. Primero os propongo visitar el pueblo de Zugarramurdi donde en 1610 se llevó a cabo el proceso judicial de la secta de las brujas. Todos los habitantes del pueblo fueron investigados y casi todo el pueblo fue procesado por la Iglesia, lo que les trajo la cárcel o la hoguera. Hay un caso que las gentes del pueblo recuerdan, el caso de Graciana de Barrenetxea una mujer a la que torturaron junto con sus dos hijas, hasta la muerte.

Las cuevas de Zugarramurdi se han convertido hoy en un reclamo turístico importante para el pueblo que ha sabido sacar partido a una época oscura de sufrimiento y dolor. A las cuevas también les llaman “La Catedral del Diablo”, se dice que antiguamente las brujas formaban allí sus akelarres. La palabra akelarre tiene su origen en este lugar ya que, significa “prado del macho cabrío”. Por esta majestuosa cueva pasa infernuko erreka o arrollo del infierno. Con este nombre es muy común denominar a los ríos que pasan en algún tramo por debajo de la tierra pero, aquí, en Zugarramurdi todo cobra un sentido más demoníaco.

De Zugarramurdi vamos a Sara a ver otras cuevas llenas de galerías que fueron esculpidas por los ríos subterráneos que las atravesaban. De estas cuevas se dice que en ellas vivían las Lamias, unos seres mitad mujer, mitad animal acuático (tenían pies de pato).

De Sara cabe destacar el campanario de la iglesia de San Martin de Sara, construido por Pedro de Axular que pensaba que con el tañer de la campana mantenía a ralla a las brujas.

Para ponerle el broche final al día y también al viaje nos dirigimos a Ainhoa, se trata del primer pueblo tras la frontera francesa. En 1636 los baztaneses quemaron toda la villa y dicen que, solo se salvo la iglesia. Junto a esta bonita iglesia se encuentra uno de los cementerios más bonitos de Euskal Herria. Al igual que otros muchos pueblos de la zona Ainhoa se distribuye a lo largo de una calle. Es la aldea perfecta de la zona, un lugar tranquilo y apacible por donde poder pasear y pensar.

Aquí se termina el viaje que os propongo, por su puesto quedan muchas localidades y pueblos increíbles con mucha historia de la zona que merecen vuestra atención. Pueblos que con el tiempo iremos mencionando.

Un viaje que os permitirá descansar en medio de tanta naturaleza pero, que a la vez os permitirá descubrir la historia de Navarra que no deja indiferente a nadie. Cada pueblo, cada rincón tiene algún secreto que desea ser descubierto para que sus visitantes vivan la experiencia de visitar unos parajes tan mágicos.

Solo se descubre la verdadera esencia del Baztan allí mismo, pero cuidado, para cuando acaben las vacaciones no querreís volver a la rutina.

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