Geishas

geisha abanicoBellas como una flor y elegantes, flexibles y fuertes como un sauce, así reza un antiguo dicho japonés sobre como debe ser una geisha. La tradición de los barrios de los placeres continúa hoy en día en Japón, aunque no al nivel de hace doscientos años, cuando las Okiyas o casas de té vivían su máximo esplendor y representaban una exclusividad de la que hoy carecen.

Antiguamente las geishas a pesar de representar a la elegancia y a la sabiduría tenían unos orígenes algo más humildes. Normalmente venían de familias pobres que se veían obligadas a intercambiar a sus hijas por unas pocas monedas a cambio de otorgarles la oportunidad de una vida mejor, de aprender un oficio y de poder llevarse cada día algo de comida a la boca a condición de colaborar en las labores de su nuevo hogar.

Pero el proceso que las llevaba de niñas a geishas no era en absoluto fácil ni llevadero, eran sometidas a una instrucción tan dura y completa que muchas no lo conseguían. Recién llegadas a su nuevo hogar se les asignaba un nuevo nombre como signo de pertenencia a su nueva casa y comenzaban una vida totalmente diferente al del resto de las niñas. El aprendizaje duraba años y normalmente estaba lleno injusticias y envidias difíciles de soportar para unas pequeñas obligadas a abandonar su hogar y su familia. Debían se aplicadas y aprender rápido sí querían llegar a lo más alto, solo así serían dignas de respeto y conseguirían el éxito. Las más hábiles y agraciadas conseguían abrirse camino en un mundo lleno de rivalidades por ser la mejor. Por el contrario las más feas y las menos hábiles para el estudio eran designadas a tareas más duras como la limpieza y la cocina, quedando atrás su oportunidad de brillar en sociedad como sus compañeras y de convertirse en un icono admirado y respetado por todo el país.

 JaponCulturaGeisha

Las afortunadas, aprendían sobre arte, literatura, escritura y poesía. Debían dominar la danza, la música, y las artes caligráficas, debían ser excelentes. Dominaban las artes del chanoyu (la ceremonia del té) y el ikebana (el arte de la composición de ramos de flores).

Una de las principales artes que debían dominar era la de la conversación, su misión principal era la de entretener al cliente de una manera inteligente, hasta tal punto que hicieron del diálogo un arte que liberase de sus preocupaciones a sus acompañantes.

geishaaPero, no todo el aprendizaje se limitaba a la cultura y a las artes, también debían cuidar su aspecto, algo primordial para causar un primer impacto, por lo que debían aprender el ritual del peinado o del maquillaje, lo cual era realmente complicado junto con la vestimenta, ya que había muchas formas de anudarse el obi (cinturón que acompaña al vestido) y cada nudo tenía un significado diferente apropiado para cada ocasión. Durante el aprendizaje las discípulas que eran llamadas kamuro debían ser instruidas hasta la edad de 13 o 14 años. A partir de esa edad pasaban a ser llamadas shiso (recién formada). Una vez que se hermanan con una geisha pasan a ser maikos y están protegidas por sus hermanas mayores quienes les enseñan todos los trucos y secretos. Las presentan en sociedad y comienzan a alternar con clientes dándoles conversación y entreteniéndoles con sus artes musicales, su danza o su conversación,  a fin de encontrar un protector entre las altas esferas japonesas, un danna que le ampare ante lo que pueda venir en la vida.

Aprenden a ser desconcertantes en las artes seductoras e imponen un sutil juego entre el rechazo y el deseo. El proceso de seducción pasa por gestos muy sutiles como lo son bajar la mirada, inclinar la nuca o incluso deslizar un poco la tela del vestido de manera accidental para dejar ver algo de piel, invitando así a placeres prohibidos.

Pero no todas las geishas terminan bajo el manto protector de algún hombre influyente y adinerado, que las compre para otorgarles la libertad, solo las más hábiles lo consiguen, las geishas con más prestigio. Las menos afortunadas por su parte, quienes no consiguen la protección de un danna terminan por vender su cuerpo el resto de sus días como simples teppo o prostitutas de bajo rango.

geisha teEl mundo de las casas de te siempre ha sido muy exclusivo, nadie ha podido acudir a los salones de banquetes donde las geishas entretienen a los comensales a no ser que sea introducido por un socio. Tal es su exclusividad que hasta febrero del año 2002 ninguna mujer había conseguido adentrarse en el masculino mundo de las geishas, a excepción de algunas extranjeras que por temas de negocios acuden con sus maridos o compañeros de trabajo al imperio del sol naciente.

Hoy en día poco queda de aquel elitista mundo al que solo unos pocos podían acceder. Kioto fue durante años llamada la ciudad de las geishas, hoy sin embargo la sombra de estas mujeres se extinguirá en poco tiempo ya que, según lamentan las geishas veteranas ninguna joven está dispuesta a someterse al duro entrenamiento que requiere su formación. Además, tras la crisis económica en la que se vio enfrascada Japón en los años noventa muchas casas de geishas cerraron y otras se vieron obligadas a reciclarse para subsistir. Un claro caso de adaptación a los tiempos modernos es el de una empresa turística de Tokio que organiza cenas amenizadas por geishas a las que acuden tanto japoneses y japonesas de todas las edades como extranjeros, dispuestos a adentrarse en el mundo de estas mujeres exclusivas, aunque no sea del todo real.

Es muy difícil acceder al mundo de las geishas, puesto que ellas mismas a fin de conservar la exclusividad que marca su tradición, mantienen un alto secretismo en torno a sus vidas y tradiciones. Son pocas las geishas que han concedido entrevistas a la prensa pero, gracias a la novela de Arthur Golden Memorias de una geisha, conocemos las confesiones de Sayuri, una geisha a la que le toco vivir una época convulsa cuando sus tradiciones ancestrales comenzaron a mezclarse con las formas de vida de occidente en un periodo de entreguerras.  

geishaMás tarde la famosa novela fue llevada a la gran pantalla, la película cosecho grandes éxitos en taquilla pero estuvo rodeada de una gran polémica. El film fue dirigido por Rob Marshall  y protagonizada por la actriz china Zhang Ziyi. Los japoneses no comprendieron como eligieron a una actriz china para encarnar a una geisha, emblemática figura de la cultura japonesa y por su parte, desde la República Popular China se optó por prohibir la película. Desde China argumentaron que la película solo recordaba el horror de las esclavas sexuales utilizadas por el ejército nipón durante su agresión a su país en los años treinta y cuarenta.

Todo lo contrario sucedió en occidente, donde la película arrasó en taquilla obteniendo muy buenas críticas algo que tanto chinos como japoneses calificaron como una muestra de superficialidad de occidente sobre la cultura oriental.

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El origen del Carnaval

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Hay evidencias de la existencia de esta celebración pagana de hace 5.000 años. El origen de esta tradición se remonta hasta las festividades romanas en honor al Dios Saturno.
El motivo del disfraz era el de mantener el anonimato durante tres días de fiesta en lo que todo estaba permitido. Las festividades que tenían el nombre de Saturnales, daban comienzo el 17 de diciembre. Durante estos días de fiesta los esclavos recuperaban su libertad y depositaban sus cadenas en el templo de Saturno como agradecimiento.

Con la llegada del cristianismo la festividad tomó otros aires trasladándose a los días previos a la cuaresma. Durante la cuaresma no se podía comer carne y el ahora llamado carnaval servía para despedirse de este alimento. La palabra carnaval tiene su origen en dos términos latinos “carnem levare” que vienen a significar “quitar la carne”.
Esta es la explicación para una de las celebraciones que más gustan hoy en día en muchos lugares del mundo. Mucha gente se disfraza y celebra el carnaval pero es posible que muy pocos sepan su verdadero origen. Una fiesta pagana que se transformó para tener cabida en el cristianismo.

¿De dónde viene la palabra «Santiamén»?

Utilizamos cantidad de expresiones de las que no sabemos absolutamente nada. Las conocemos de oídas pero muchas veces no sabemos el motivo de su existencia. Una expresión muy utilizada para referirnos a algo que acabará pronto es “santiamén”. Generalmente la utilizamos bajo un desconocimiento muy grande, su uso viene desde tiempos lejanos. Antiguamente era algo muy normal acudir a misa y que esta fuera dada en latín, algo que a día de hoy a quedado prácticamente en desuso.
Todos los feligreses que acudían a misa sabían que el final de la misma llegaba cuando el cura pronunciaba “santiamén”. No es una palabra en si pero, en la actualidad la hemos transformado. En realidad las palabras del religioso cerrando la homilía era las siguientes “In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti, Amen.” Por lo que juntando las dos últimas queda “Santiamén”. Nada más escuchar esto los feligreses sabían que la misa había terminado y que podían volver a sus casas. Desde entonces se le ha dado otro sentido a la expresión quedando a un lado el sentido religioso. Ahora se utiliza para referirnos a algo que acabará pronto.

Cleopatra, la Reina del Nilo

Cleopatra, la última Reina del Nilo fue una incondicional de las fiestas donde exhibía todo el lujo y el poder que su dinastía le había otorgado con el paso de los años.Con dieciocho años se casa con su hermano de diez, tal y como dictaban las costumbres de la dinastía de los lágidas, pero poco dura la vida matrimonial de la pareja de hermanos, tres años después de contraer nupcias la reina nacida en Alejandría es expulsada a Pelusio por su entonces marido acusada de intrigar contra el monarca. Pero la gran Cleopatra lejos de resignarse, no acepta alejarse de su condición de reina y forma en el exilio una corte y un ejército personal.

Con el matrimonio separado el gobierno queda en manos de los consejeros lo que trajo una dependencia de la fuerza exterior, de Roma.
Es por ello por lo que aparece en escena vida Julio César, quien, en un principio trata de mediar entre el matrimonio pero que finalmente termina por ayudar a Cleopatra. El marido de la Reina del Nilo muere durante los combates.

Cleopatra y César se convierten en amantes durante un viaje por el Nilo que dura varios meses, temporada durante la cual Cleopatra cae en estado. El resultado de este romántico viaje tiene por nombre Cesarión. Pero César lejos de contraer nupcias con la Reina de Egipto, casa a esta con otro hermano de ella. Algo que no frena a la abnegada amante que, decide seguir  al romano en su vuelta a Roma. La visita dura año y medio, ambos vivieron su amor en una villa tras el Tíber a pesar de causar diversos resentimientos por una relación que estaba muy mal vista en la metrópoli. La estancia de Cleopatra en Roma queda interrumpida tras la muerte de Julio César, lo que obliga a la monarca a volver a su tierra y a abandonar una Roma envuelta en una guerra civil.

Una vez de vuelta elimina a su esposo y asocia el trono a su hijo Cesarión, fruto de su relación con César. Pero las aspiraciones de Cleopatra no cesan aquí, sus ansias por recuperar el esplendor de la monarquía lágida hace que decida aliarse con uno de los principales protagonistas de la política romana del momento.

Marco Antonio quedó dueño de la parte oriental del Imperio romano y para llamar su atención Cleopatra decide aparecer ante el romano como una verdadera Reina de Egipto. Se presenta en un navío con la popa cubierta de oro, velas e inmensos braseros quemando perfume y anunciando la llegada de la influyente mujer al son de flautas y liras rodeada de lujos y sirvientes.
Cleopatra consigue su objetivo: dejar a Marco Antonio sumamente impresionado. Ambos se convierten en amantes y viven su amor en Alejandría, pero poco después Marco Antonio vuelve a Roma dejando a una Cleopatra embaraza de gemelos. En un intento de acercamiento a Octavio (después Augusto), se casa con su hermana, Octavia.

Pero no pasa mucho tiempo hasta que los amantes vuelven a unirse. Antonio pide ayuda a Cleopatra para una de sus batallas, por lo que ambos se reencuentran en Antioquía. El romano cae de nuevo ante los encantos de la Reina del Nilo, con quien tiene otro hijo. En su reencuentro celebran una ceremonia en la que entregan a los hijos de Cleopatra diversos territorios. Esta ceremonia no dejó indiferente a nadie, ya que Marco Antonio se mostraba muy afín a la Reina egipcia y a sus costumbres siendo un hombre aun casado.

Desde Roma entendieron este acto como el nacimiento de una fuerte monarquía oriental, algo que Octavio (ya Augusto), quien controla la parte occidental del Imperio, interpreta el gesto como una provocación.
Augusto y Marco Antonio se convierten en grandes enemigos cuando el segundo repudia a la hermana de Augusto, es decir, a su propia esposa.

La persecución de los amantes da comienzo y ambos deciden refugiarse en Alejandría rodeados de lujos y grandes banquetes en un último intento por sentirse vivos y amados. Ante la llegada de Augusto a Roma la pareja decide no ser humillada y toman la delantera al romano suicidándose para evitar el triunfo de su enemigo. Así termino la vida de la gran Cleopatra, mujer influyente y reconocida en el mundo entero. Un personaje que ha sido versionado en el cine durante años y que simboliza la belleza y el poder del antiguo Egipto.